martes, 11 de enero de 2011

El discurso del rey


Realmente, los ingleses son los que más y mejor partido artístico han sabido sacarle a su monarquía, a la que han convertido en fuente inagotable de temas, figuras y situaciones. Pienso en Richard III, Henry V, Henry VIII y sus mujeres, Elisabeth I y II. Ahora le toca el turno a un personaje secundario, de los que estaban en el rinconcito del retrato de familia.: George V. Esta película se propone arrojar luz sobre una figura histórica ensombrecida por la abdicación de su hermano. Un rey tartamudo, horrorizado ante la idea de que el cargo le pudiera caer a él, y obligado a pronunciar discursos, tanto más decisivos cuanto que su país se encontraba en guerra y la radio ya llegaba al último rincón del imperio británico. Colin Firth interpreta a un personaje con aristas, lleno de matices: acomplejado, aterrorizado, con el único deseo de pasar desapercibido, pero también orgulloso, incapaz de aceptar el trato de tú a tú que exige su logopeda, Geoffrey Rush, porque ha sido educado para considerarse por encima del resto de los mortales, y cuando su lado regio le hace explotar de cólera ante ciertas reacciones de su profesor de dicción, el actor alcanza cimas antes no alcanzadas. Es curiosa la trayectoria de Firth: siempre me pareció un actor inexpresivo, con el eterno gesto de estreñimiento, pero últimamente empiezo a cambiar de opinión: su interpretación en Un hombre soltero, de Tom Ford, y esta película, El discurso del rey, me lo están revalorizando a pasos agigantados. Es en el tira y afloja entre los dos actores principales, el rey obligado a depender de su vasallo a pesar de su orgullo y el vasallo queriendo tratarlo como a un paciente más, como a su igual, donde esta película gana enteros, sobre todo porque las interpretaciones, que son las grandes columnas en las que se apoya el conjunto, son admirables, incluidas las secundarias (Helena Bonham Carter está deliciosa, por ejemplo en la visita a la casa del profesor).
En cambio, todo lo que la película tiene de historia de superación personal me interesa bastante menos, igual que el ya manido tema de los inconvenientes del poder. Los dos saben a algo visto ya muchas veces antes. En mi caso, no pude dejar de acordarme en todo momento de The queen, que me pareció bastante más redonda, una carga de profundidad demoledora y al mismo tiempo sutil sobre el concepto mismo de monarquía, sobre su condición de fósil absurdo. 
No obstante, El discurso del rey me parece una buena película, un producto sólido que presenta una relación insólita con originalidad, verosimilitud y oficio. No todas las películas pueden ser obras maestras.

5 comentarios:

  1. Hola, he descubierto tu blog y ésta entrada me ha llamado la atención, sobre todo porque la pelicula y sus actores me interesan. Hace tiempo que sigo sus trabajos y creo que son de los que van creciendo y ganando prestigio. Estoy de acuerdo en cuanto a la pelicula The Queen con una Helen Mirren espléndida y el argumento de los que tienen peso, bien contando.
    Todavia no he visto El discurso y estoy deseando verla asi que ésto me sirve de "aperitivo".
    ¡ Gracias y un saludo ! :-)

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  2. Gracias a ti por tu comentario. La verdad es que es una buena película, se sigue con interés y te retrata un mundo que nunca te habías parado a considerar, el de los reyes y sus vidas, que están tan alejadas de todos. Un saludo.

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  3. Esta película me apetece muchísimo pero únicamente en versión original subtitulada, así que creo que la dejaré pasar hasta que llegue el dvd. Porque a diferencia de tí siempre me ha parecido que Colin Firth es un buen actor en busca de un buen papel y por descontado a Geofrey Rush, a pesar de verlo casi siempre en secundarios, se le nota a la legua la categoría.

    ¿Será porque ambos son británicos? ;-)

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  4. Sí, esta película es obligatorio verla en v.o.s. A partir de ahora me apunto a Colin Firth. Y creo que Geoffrey Rush es australiano, aunque no estoy seguro.

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  5. He visto la película y me ha gustado bastante (muy bien ambientada, y como dices muy bien interpretada, cómo sólo saben hacer los actores ingleses). Me ha parecido que había algo profundo en el hecho de que el rey británico tartamudo contemplase imágenes de Hitler en pleno discurso a las masas, casi admirándolo. Parece el tartamudeo de las democracias occidentales hasta que decidieron poner freno a Alemania. Saludos

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