domingo, 6 de marzo de 2011

Episodes



Me habría gustado hacer una introducción como dios manda para esta reseña, pero acabo de ver el último episodio de Episodes -valga la redundancia interlingüística- y no puedo elaborar un discurso coherente: tan boquiabierto y entusiasmado estoy. Son siete episodios producidos por la BBC y Showtime -la misma de Dexter y de Weeds-, con un ritmo endiablado, un guión insuperable y unos actores, como se suele decir en las críticas, en estado de gracia. El argumento, contado aquí, va a sonar a trillado, pero los guionistas saben extraer oro puro de la situación: Sean y Beverly, dos exitosos guionistas ingleses galardonados en los BAFTA por cuarto año consecutivo, son contratados por un productor norteamericano para realizar un remake de su serie en los E.E.U.U. Pero a medida que el lujo del país, el mal gusto del productor y otras circunstancias empiezan a dar zarpazos a la distinguida serie británica, todo se empieza a liar. De entrada, el personaje del viejo, inteligente y cultivado director de una residencia de estudiantes ha de ser interpretado por ¡Matt LeBlanc! (sí, el Joey de Friends, que en esta serie se ríe de sí mismo, de su personaje y del mundo entero), cosa que obliga a los guionistas a ir cambiando elemento tras elemento... La crítica a Hollywood, a la falsedad, la simpleza y el mal gusto americanos, a los ingleses y su  mal disimulado complejo de superioridad con respecto a los primeros, a su larga historia y sus tópicos -la ironía, el té, la clase-, todo se mezcla en una obra graciosa, con chispa, que recuerdan en el tema a El juego de Hollywood (¿recordáis cómo iba cambiando la historia y el cásting de la película dentro de la película?), pero con un tono de comedia amable, algo ácida, que deja en el espectador ganas de mucho más. Siete capítulos de media hora que cierran la historia pero que podrían -y espero que así sea- ser continuados en un futuro inmediato si las audiencias son propicias. Hay gags memorables -la puerta que habla cuando se abre, las columnas de mentira-, situaciones ingeniosas, personajes tiernos o grotescos (o tiernos y grotescos, como el de Matt LeBlanc) y un profundo amor por la historia que se está contando. Hay tanto cachondeo sano (y malicioso) sobre las dos maneras de ser y de hacer las cosas (la británica y la norteamericana), que a uno le gusta imaginar que el guión ha sido escrito a cuatro manos por un matrimonio mixto: un cónyuge de cada país. Pero no es así: está firmado por Jeffrey Klarik y David Crane (uno de los creadores de Friends), y es de lo más redondo que un servidor ha visto en comedia en los últimos años. 




2 comentarios:

  1. Primer episodio ya descarg... es decir, DVD ya adquirido y preparado para su pronto disfrute. Gracias por la recomendación.

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  2. Espero que te guste. No me gustaría ser responsable de un disgusto. Ahora estoy con otra serie que me está gustando también mucho, Downton Abbey. Espero que te la desc... compres pronto también. Saludos.

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