martes, 14 de diciembre de 2010

La muchacha cortada en dos

Acabo de ver La muchacha cortada en dos (La fille coupée en deux), la penúltima película de Chabrol, y antes de ir a la cama me he acordado de Violette Nozière (Prostituta de día, señorita de noche),la primera película que vi de él, en lo que un compañero llamaba el Aula Maña o Baturra de la Facultad de Letras. Creo que fue aquella mañana -qué horas más raras de ver películas- cuando conocí a Isabelle Huppert. Quién me iba a decir que aquella mujer menuda, de cara entre insolente y fría, me iba a proporcionar tantas horas de disfrute inigualable. Y quién le iba a decir a Chabrol, que ya había dirigido obras maestras como El carnicero (Le boucher), que aún rodaría tantas grandes películas, de las mejores del cine francés, de esa forma pequeña, enemiga de la grandilocuencia, tan atenta a los pequeños detalles, ésos que retratan a los personajes, a las ciudades, mejor que los grandes gestos.
En el caso de La muchacha cortada en dos me ha parecido admirable cómo la inocencia de la protagonista es zarandeada, pulverizada por unos y otros. Los directivos de la cadena donde ella trabaja, los literatos, la alta burguesía, todos reciben un varapalo implacable. Qué viejo cascarrabias el viejo Chabrol, que se ha ido a la tumba batallando contra la estupidez , la hipocresía, la avaricia, la envidia, toda la cochambre humana. Que tiemblen allá donde él esté, porque encontrará la manera de sacar a la vista la basurita escondida. Y seguro que lo hace con elegancia y humildad, como quien no quiere la cosa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario