domingo, 22 de mayo de 2011

Breaking bad (3ª temporada)



Weeds y Breaking bad comparten el mismo esquema argumental: sus protagonistas son personas normales y corrientes que, después de un incidente grave (la muerte del marido en la primera, el diagnóstico de cáncer en la segunda), para salir de una situación económica apurada deciden buscar dinero en el negocio de la droga. Esa decisión cambiará sus vidas, y los lanzará a un tobogán angustioso de sorpresas continuas, pero, mientras en Weeds el tono es amable, de comedia amarga e irónica, en Breaking bad el conjunto rezuma negrura. El profesor de instituto Walter White,  el sombrío protagonista, aprovecha sus conocimientos de química para cocinar metanfetamina y poder pagarse el carísimo tratamiento que necesita su cáncer de pulmón. Contacta con un antiguo alumno, Jesse Pinkman, para que le sirva como distribuidor. Y ése es el comienzo de una espiral que el espectador no puede ni imaginar, tal es la habilidad de los guionistas para colocar a sus personajes en situaciones inesperadas, lógicas y, muchas veces, absurdas. El tono, sin embargo, es pausado, contemplativo, como corresponde a una mirada existencial, amarga, sobre el ser humano y sus contradicciones. La oscuridad de la trama y de la mirada contrasta con la luminosidad casi hiriente de New Mexico, con unos desiertos desolados que sirven para mostrar los páramos anímicos de los personajes, encerrados en unas formas de vida insatisfactorias, muchas veces deleznables. La relación de Walter con su entorno -su mujer, Skyler; sus cuñados, Hank y Marie; sus hijos; sus compañeros de trabajo, su camello, sus clientes- se va deteriorando a medida que la situación avanza, y se va conviertiendo en un personaje cada vez más solitario, más callado, más violento... Por debajo del apacible, poco expresivo y manso profesor late el corazón de una bestia cuando se trata de defender a los suyos. Y, aunque los malos de la función son los capos a los que, de forma un tanto irreflexiva, se enfrenta, la policía y sus indagaciones -su cuñado Hank trabaja en la D.E.A.- lo van rodeando poco a poco, produciendo en el espectador una incontenible ansiedad. Hay capítulos (magistrales) que son auténticos tours de force: en ellos Walter se encuentra en situaciones de las que es imposible salir indemne, y, sin embargo, los guionistas conducen al espectador de sorpresa en sorpresa (todas lógicas, ninguna caprichosa) hasta unas conclusiones de temporada literalmente magistrales. El uso de imágenes distorsionadas, con colores sombríos o saturados, la ausencia de música -excepto la que proviene de fuentes reales en la trama- y la extrema violencia de algunas de sus imágenes, crean un todo voluntariamente asfixiante y kafkiano. La alternancia entre quietud, parsimonia y los estallidos súbitos de violencia, establecen un vínculo con Los Soprano. Y en más de un nivel. Si lo pensamos bien, una buena parte de las series actuales tiene como tema la revisión de la familia americana sometida a un elemento desestabilizador. Los Soprano, Weeds, Breaking bad, A dos metros bajo tierra, Big love... Los tiempos actuales necesitan una visión actual, realista y alejada de tópicos sobre los temas de siempre. Así ha sido siempre en la historia del arte, y las series actuales realizan esa labor de forma mucho más efectiva que el cine de nuestros días.


6 comentarios:

  1. Aún voy por la 2ª temporada, así que he leído el post con cierta rapidez para evitar descubrir algo nuevo. Siempre tengo la sensación cada vez que veo un capítulo de ver algo de los hermanos Coen en ese tipo de películas del que dices que no le puede pasar nada peor, y le pasa, eso es Breaking bad, un continuo viaje al caos.

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  2. Llevas toda la razón. Un viaje al caos, es una buena definición para la serie. Y también llevas razón en que se parece en algo a los Coen, en su mirada distanciada y socarrona de los personajes y del mundo. Y en cierto barroquismo visual.

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  3. 'Breaking Bad' es una serie que hay que ver de forma seguida, que no permite parones, porque engancha más que la metanfetamina que fabrica el propio Walter White. Qué bueno es Bryan Cranston. Y Aaron Paul. Y los guiones.

    Un saludo!!

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  4. Completamente de acuerdo contigo. De hecho, no sé qué meterme hasta que llegue la cuarta temporada... Impresionante. Saludos.

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  5. Qué buena serie. Uno casi tiene mala conciencia cuando se descubre riéndose de las situaciones y piensa "es un tipo que se muere de cancer, con un hijo con parálisis cerebral, fabricando droga porque no tiene dinero para el tratamiento (toda la serie está trufada de crítica al sistema social americano) y yo aquí disfrutando". Pero esa es la magia de los guiones.
    Muy interesantes las comparaciones que haces con Los Soprano y estoy de acuerdo contigo sobre cuál debe ser el punto de vista del arte actual y el papel que ocupan las series en él. Saludos.

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  6. Me alegra que estemos de acuerdo. Saludos.

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