martes, 12 de abril de 2011

En terapia (3ªTemporada)




El doctor Paul Weston tiene nuevos pacientes: Sunil, un hombre maduro hindú que, tras enviudar, abandona su tierra natal para vivir con su hijo, la nuera y los nietos, y que se siente atrapado, asfixiado, en un mundo que no comprende y cuyos valores desprecia; Frances, una actriz que, tras años de inactividad, ha vuelto a los escenarios y que esconde unas relaciones familiares problemáticas; Jesse, un adolescente adoptado que tiene que bregar con su carácter irascible, con su tendencia a mentir, con su homosexualidad y con unos padres biológicos que quieren ponerse en contacto con él. Por último, y finalizada la relación con Gina, Paul recurre a una terapeuta para tratarse en un momento crítico: cree estar teniendo los síntomas de la enfermedad que mató al padre, el Parkinson. La terapeuta se llama Adele y, a pesar de su juventud, demostrará llevar bien cogidas las riendas de su profesión. 
Para los que siguieron las dos temporadas anteriores, nada nuevo. Un muestrario de debilidades humanas, de situaciones desesperadas o cotidianas que producen dolor, de personajes creíbles y actores deslumbrantes, que consiguen abrir su intimidad lentamente, de forma natural, pasmosa, produciendo en el espectador la auténtica sensación de estar asistiendo a la contemplación del interior de un alma humana (aunque todos los actores están soberbios, las actuaciones de Debra Winger -Frances- y Amy Ryan -Adele- son, sencillamente, portentosas). A ello contribuyen la planificación de los capítulos -ese tête a tête entre doctor y paciente-, el sabio uso de las elipsis, el escenario (casi) único: la consulta de Paul Weston, esa alma atormentada que tiene que infundir ánimo y afán de mejora en la de sus pacientes. Y, junto a las interpretaciones, unos guiones espectaculares en su sutileza, en su trabajo de insinuación, de autenticidad. Resulta muy llamativa, en estos tiempos de narración fascinante, espectacular, visual, la declarada voluntad de despojamiento de esta serie que, definitivamente, nada contracorriente. En los tiempos de la acción, reposo y tranquilidad; sólo dos personajes por capítulo, en un plano/contraplano, en los tiempos del entretenimiento. Y, sobre todo, diálogo, mucho diálogo, como camino para llegar al interior de los personajes. La iluminación -en penumbra-, la música -muy escasa- y los conflictos personales abordados conducen a una melancolía que lo impregna todo, una visión de tristeza irremediable ante la vida. Pero, junto a la tristeza, encontramos siempre una mirada compasiva sobre el ser humano, tan frágil y tan capaz, al mismo tiempo, de enfrentarse a sus propias limitaciones y a su dolor. 
Resulta milagroso que, hoy día, alguien sea capaz de producir una serie tan absolutamente anticomercial como ésta, y, aunque la idea general está extraída de una serie israelí, la mirada sobre la intimidad humana de la versión americana procede directamente del mejor Rodrigo García (el de Cosas que diría con sólo mirarla, Nueve vidas, Mother and child y bastantes episodios de A dos metros bajo tierra).


4 comentarios:

  1. Ultimamente ando bastante quejica con las cosas que me defraudan (series como Bored to Death, The Red Ridding y alguna más) por eso quiero redimirme un poco resaltando lo que no lo hace:
    En primer lugar tu reseña, espectacular ("la declarada voluntad de despojamiento de esta serie")
    En segundo lugar En Terapia. Tengo la suerte de que me faltan algunos capítulos todavía y el nivel, como comentas, se mantiene (e incluso se supera por momentos)
    Viva la Slow TV como la llaman ahora.
    http://superfly.koiora.net/2011/04/06/hoy-en-superfly-slow-tv-o-una-nueva-manera-de-hacer-television/

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  2. Gracias, espero que te guste. La última semana -como viene siendo normal- es la más emotiva, se resuelvan o no los problemas de cada uno. ¡Viva!
    Saludos.

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  3. No he llegado todavía a la tercera temporada de "In treatment". La primera temporada literalmente me atrapó: hizo que me tendiera sobre el diván, en esta ocasión, no para hablar de mí, sino para quedarme fascinado ante la pantalla, escuchando unos discursos (unos guiones) de lo más cultivados, y para disfrutar de una puesta en escena, en su sencillez, de lo más elaborada y sutil. Estoy terminando los capítulos de la 2ª season, que ha bajado un poco de nivel, para mi gusto. Pero, persevero...

    Rodrigo García es un tipo a quien no perder de vista. Además de "In treatment", me entusiasmó su película "Madres e hijas", reseñada en mi blog.

    Muy buen análisis de esta serie.

    Salucines

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  4. Gracias. Yo también sigo a Rodrigo García desde "Cosas que diría con sólo mirarla". "Nueve vidas" y "Madres e hijas" me gustaron muchísimo. Lo único que no me ha gustado del hijo del premio Nobel fue "Passengers". Saludos.

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