martes, 14 de junio de 2011

La jauría humana



Una pequeña ciudad en el Sur de los Estados Unidos. Un sábado. Mucho aburrimiento. Prejuicios, habladurías, hipocresía, mezquindad. Bubber se escapa de la cárcel y en la pequeña ciudad esa huida despierta curiosidad en unos, temor en otros, morbo en todos. Y el tedio de la existencia, que hay que llenar como se pueda. Y un sábado tarda tanto en pasar...
Con esos mimbres Lillian Hellman construyó un espléndido guión -basado en la novela de Horton Foote- en el que se analizaban los mecanismos sociales que conducen al linchamiento. Bubber (Robert Redford), el preso huido, no es más que un muchacho más travieso de la cuenta que acaba pagando por sus amigos decentes y, sobre todo, un hombre con mala suerte, una víctima social. Para poder sentirnos respetables, necesitamos la figura del delincuente, y la ciudad ha creado a Bob para que sus conciudadanos puedan sentirse libres de culpa. Por eso, cuando Bubber escapa -y todo parece indicar que se dirige a la ciudad- sus ciudadanos, por una parte, se ponen a temblar, y, por la otra, se prepara para la diversión. Su mujer, Anna (Jane Fonda), tiene un romance con Jake Rogers (James Fox), hijo de un potentado local, Val Rogers (E.G. Marshall), que justo ese día celebra su cumpleaños. James lleva toda la vida obedeciendo a su padre y disgustándolo, a partes iguales. Para complacerlo se casó con una mujer a la que no quería, porque su amor de siempre fue Anna. El sheriff Calder (Marlon Brando) intenta poner coto a los excesos de los que intentan sofocar el vacío de sus vidas con la violencia (racista o no), y tiene que aguantar las habladurías de los lugareños, que le suponen al servicio del ricachón. Los padres de Bubber, la mujer del sheriff (Angie Dickinson) un gris empleado de Val Rogers (Robert Duvall), su insatisfecha esposa, su amante y vecinos que puntean la acción con sus comentarios maliciosos completan un grupo social deslumbrante. La visión que Penn nos ofrece sobre el grupo social es desoladora: la maledicencia, la envidia, el hastío, el alcohol, la maldad parecen ser los motores de ese grupo, necesitado de víctimas propiciatorias. La conocida tendencia norteamericana al linchamiento, a la violencia ciega, brutal, resulta analizada de forma brillante por su guionista, que no en vano estuvo acusada de actividades antiamericanas durante los cincuenta. Su mirada crítica, izquierdista, no deja títere con cabeza: los ricos compran a la gente (o lo intentan), la clase media se ahoga en su afán por medrar o en su grisura, los pobres se limitan a sobrevivir y a ser maltratados por el resto. Los únicos personajes positivos son el sheriff y su esposa, que intentan mantener su independencia en medio de una sociedad enloquecida, la esposa del fugado y el hijo del acaudalado Val Rogers, que son justamente los únicos personajes que  se apartan del grupo social e intentan llevar una vida más ajustada a sus propios deseos que a los de sus vecinos.
En el momento de su estreno, La jauría humana fue un fracaso de taquilla, y no es extraño: el espejo que les mostraba a los norteamericanos no era complaciente. Aunque la consideración de la industria le llegó a Penn al año siguiente, con Bonnie and Clyde, La jauría humana es una obra maestra que merecería mayor reconocimiento. Por su guión -que hace avanzar de forma magistral la trama y enrarecerse la atmósfera de esa ciudad, de esas vidas-, por sus interpretaciones, por su narración, pausada y firme, por su fotografía...
En la memoria queda, sobre todo, la sensación de una derrota, la de un sheriff que intenta aplacar la violencia ciega y que no puede evitar sucumbir a ella en una escena imposible de olvidar. Y el convencimiento de que la mirada del director sobre la naturaleza humana -tan pesimista- no anda desencaminada.



6 comentarios:

  1. Pues es de esas películas que increíblemente no he visto nunca. Y a parte de ser un clásico, leyendo ahora su sinopsis me parece de lo más interesante. Me la anoto. Un abrazo.

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  2. Estoy seguro de que te gustará. Un abrazo.

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  3. Hola Atticus, te he conocido por el blog de David amoros. Acabo de entrar en tu blog y me hago tu seguidora sin dudarlo. Alguien que se hace llamar atticus como peck en "matar a un ruiseñor" merece todo mi respeto!! además las pelis que comentan me encantan.

    En la jauria humana el elenco de actores es estupendo, robert redford y Marlon Brando con la guapa Jane Fonda, me encanta. La trama genial, esos típicos pueblos donde la calma y la vida tranquila no se pueda alterar por nada ni por nadie, con el típico sheriff, en este caso el gran Marlon. Esta peli, como no podía ser menos, la tengo en mi videoteca.

    Besos

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  4. Hola, Lala, me alegra que compartamos La jauría humana. Yo también la tengo en mi videoteca, y ya la he visto unas cuantas veces. Y sobre el nick, efectivamente procede del personaje de Gregory Peck, que es uno de mis favoritos. Besos.

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  5. Así como The wire es, sin duda, mi serie preferida, en cuestión de películas no soy tan categórico, pero puedo decir y digo que La jauría humana está entre mis 5 películas preferidas. Sólo hay que ver a Marlon Brando al final de la película cuando se marcha hastiado de esa estúpida sociedad que vive del mal ajeno. Peliculón.

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  6. Cierto que es un peliculón. Yo no sé qué lugar ocuparía en mis preferencias, pero es una película que no me canso de ver y que siempre me dice cosas nuevas. Y sí, Angie Dickinson y Marlon Brando dejando el pueblo en ese amanecer de calles sucias, resacosas, es de esas imágenes que lo acompañan a uno para siempre.

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